Inició su relación con el baloncesto en su ciudad natal Zaragoza, en el colegio de Santo Tomás y cuando ya medía 1,82, su mejor arma en aquel momento. Estuvo a punto de abandonar la práctica del baloncesto en edad juvenil, cuando, militando en las filas de los equipos inferiores del C. N. Helios, su entrenador le dejó fuera del equipo porque no vio en él cualidades para llegar a ser un buen jugador.